Claramente todos tenemos una mirada, una posición o posturas diferentes acerca de las cosas, y en el futsal mucho más. Hoy no voy a tratar de imponer nada referido al sistema en cuestión, ni de cómo deberían llevarlo a cabo. Voy a intentar que quienes lean estas líneas puedan repensar lo que consideran sobre el arquero en movimiento, porque de eso se trata…

No es algo solamente de entrenadores argentinos. Pasa en España, en Italia, en Rusia y en otros países del mundo también. No tiene que ver con el concepto genético de ser humano, sino mas bien con el concepto de ser persona, con ser autoconscientes, racionales y morales.  

El hombre es un ser racional y social, pero la vida en sociedad y la convivencia de diversos grupos sociales en un espacio de coexistencia – como lo es una cancha de futsal donde cada equipo quiere ganar – genera, como es natural, fricciones y conflictos de intereses.

Entonces, esto surge de sacarle mérito al que justamente hace todo lo que está a su alcance para ganar un partido, y todo se vuelve bastante discursivo, tanto de los unos como de los otros; de los que usan el arquero en movimiento solo si van perdiendo como de aquellos que lo usan siempre.

¿Por qué si un equipo usa el arquero en movimiento durante todo el partido, el equipo rival se queja y dice como mínimo que arruina el espectáculo? ¿Acaso el que decide exponerse todo el tiempo sin un portero abajo de los tres palos no está desprotegido? ¿Quién es el que plantea un partido mezquino, el que defiende lo más cerca posible de su área el arquero-jugador o el que propone atacar con 5?

Seguramente hayan escuchado voces de todo tipo, a favor y en contra. Yo escuché a muchos querer cambiar estas reglas para impedir sacar al arquero y querer eliminar la única regla del juego que “limita” a los más poderosos y “favorece” a los más débiles. Y para mí sería un error, porque eso, entre otras tantas cosas, hace que este sea uno de los deportes más lindo del mundo. Donde cualquiera le puede ganar al primero y donde cualquiera puede perder con el último.

Deberíamos comprender y aceptar que todo lo que está dentro del reglamento es válido; y así, ponernos a trabajar en lo que creemos mejor para nuestro equipo y para el espectáculo, sin tratar de cambiar al otro. Porque todo se construye de a 2… Si el equipo A hizo tal cosa, habría que preguntarse qué hizo el equipo B para revertirlo, para ganar o para hacer un buen espectáculo. Si el espectáculo fue malo, seguramente ambos fueron partícipes.

Deberíamos pensar qué pasaría si todos los equipos corren al 5° jugador o si todos los equipos buscaran contratacar al arquero en movimiento con otro arquero en movimiento… ¿Se dejaría de usar el “sistema” o los encuentros terminarían con resultados abultados? ¿Qué seria más llamativo para los espectadores, un partido 0 a 0,1 a 1, 2 a 2, o 7 a 5?

No intentemos limitar al rival, busquemos potenciar nuestro equipo.

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