Para algunos la decisión de jugar en el exterior puede resultar intimidante. La mera idea de abandonar el país de origen, los afectos, las costumbres, puede parecer abrumadora. Sin embargo, cuando los objetivos, las ganas de crecer y la idea de perseguir una mejor calidad de vida son tan fuertes, todo lo demás se vuelve un tanto más prescindible. Algo así le sucedió a Lihuen Valcarcel, la argentina que decidió dejar el país para disfrutar de España, militar en el Deportivo Córdoba e ir en busca de las herramientas que le faltaban para mejorar su juego.

Las historias relacionadas a los comienzos en la disciplina suelen ser muy diferentes entre sí, mientras que algunas crecen con la vocación, otras se topan con el deporte de manera casi imprevista. “Empecé a jugar en el 2015 en Banco Nación que era un club que juega en Metropolitana, decidí comenzar porque estaba en el profesorado de educación física. Mis compañeras me dijeron que vaya, que estaban buscando jugadoras, pero yo les decía ´nunca jugué´. Ahí empecé y no sabía dar ni un pase”. Luego de su paso por Banco Nación también tuvo su recorrido por Racing Club, Estrella Federal y Club Atlético Platense. Su buen rendimiento por esas instituciones le valió la participación en las selecciones Universitaria y Metropolitana.

¿Cuál consideraría Lihuen que es su fuerte en la disciplina? “Me gusta mucho entrenar, soy disciplinada y constante. Saco muchos puntos por la parte física, más que nada. En cuanto a las condiciones técnicas, no creo que las tenga. De hecho, creo que me falta aprender un montón. Me arriesgué a venir acá para seguir aprendiendo, no porque crea que no tenía que jugar en Argentina”, comenta.

Después de su paso positivo por los clubes argentinos, la oportunidad de emigrar a España se presentó para, en primer lugar, considerar la mejor calidad de vida que puede llegar a otorgar Europa. “Siempre quise venir a España, a vivir antes que jugar. Pero obviamente cuando supe de la oportunidad de que podía jugar de una manera más profesional, ni lo dudé. No me costó la decisión”.

El nivel de profesionalización en los clubes españoles se evidencia fácilmente y marca un contraste con lo que sucede a nivel local. “La diferencia más importante que encuentro entre el futsal español y el argentino, es que acá veo muchos equipos femeninos de nenas chiquitas. Tienen las bases formadas y juegan fútbol sala. No es que juegan fútbol y después se pasan a futsal. Mis compañeras acá son muy buenas técnicamente por eso, porque desde chicas juegan y están entrenadas para esto. El ritmo es diferente, porque se juega mucho más rápido en equipo”.

En esta última temporada, el Deportivo Córdoba alcanzó el título de la fase regular de la segunda división española al vencer a El Ejido el pasado mayo. También estuvo muy cerca del ascenso a la primera, sin embargo, esa meta no pudo cumplirse. “La temporada fue muy buena a nivel grupal y a nivel individual, también. Yo empecé en un escalón número dos y siento que terminé en un escalón número siete de lo que pude crecer en el equipo y con mis compañeras. A nivel grupal, obviamente el objetivo principal era el ascenso, pero es fútbol. Sabíamos que podía pasar. Yo me quedo con que dimos todo lo que teníamos y que simplemente no se dio el resultado. Pero creo que lo merecíamos”.

Para una jugadora joven, con condiciones y que milita en el fútbol sala europeo, el abanico de posibilidades es muy amplio. Con una temporada recientemente finalizada y el tiempo para meditar las opciones, el futuro puede ser prometedor. “Ahora que terminó la temporada, sé que no voy a renovar en el Córdoba pero no sé todavía cuál es el siguiente equipo. Mi objetivo es poder seguir jugando y seguir creciendo. Todavía no tengo nada definido”.

Por Belén Medina.

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